Objetivo cumplido


España ya es mundialista. No faltará a la cita en Sudáfrica, donde será catalogada favorita por su brillante triunfo en la Eurocopa y su brillantez rumbo al Mundial, olvidado el disgusto de la Confederaciones.

No quiere el seleccionador que se hable de la España de Del Bosque, sino del grupo de jugadores, de la generación de oro del fútbol español, que le ha tocado dirigir. Y lo hace con éxito, alejado de debates y centrado en seguir innovando en un grupo que no para de crecer. Instalado en un segundo plano cuyo único objetivo es pasar a la historia conquistando el Mundial.

Necesitaba un encuentro brillante Cesc. El tiempo pasa pero no cambia su rol. Y se desespera. Es un ganador nato y ante Bélgica no entendió su suplencia. Más si cabe por la ausencia de Andrés Iniesta, por identificar su hueco en el nuevo sistema de tres centrocampistas.

El pelotón de cabizbajos lo lideraba Cesc. Su cabeza no para de dar vueltas. Cuando Del Bosque le da la confianza sale a comerse el mundo. Despertó a la 'Roja' de unos minutos planos, aturullado por el calor, por los 35 grados, y sin ideas en un campo que le faltaba riego para colaborar en la velocidad del fútbol español.

Un disparo lejano de Kink, un centro de Oper que remató arriba, sólo, de nuevo Kink, y un taconazo que rozó el palo de Zenjov, dejaban marca en 20 minutos en los que España añoraba el fútbol desplegado en Riazor.

Hasta que apareció Cesc. Asociado con Xavi, mano a mano en la construcción con la espalda cubierta por Marcos Senna, comenzó a asociarse con Silva y Villa. A lanzar paredes y jugadas que acabaron siempre en remates fallidos de Fernando Torres.

En una de sus clásicas jugadas, arrancando desde la medular con potencia, encontró la pared repleta de calidad de Villa, que devolvió el balón con el exterior del pie, para que definiese cruzado, ajustado al palo, ante la salida de Pareiko. Fue el tanto de un jugador que disfruta más asistiendo. Su tercero en 44 encuentros. Rabia desatada en la celebración.

El hambre de la selección se personificó en Santi Cazorla y Juan Mata, que aprovecharon al máximo los minutos de los que disfrutaron. Un solo disparo desviado de Vunk fue el balance ofensivo de Estonia, antes de que tras innumerables intentos de pases en la frontal rival, Cazorla encontrase el hueco y su disparo potente, tras un rechace, se alojase en la red.

España disfrutaba de su clasificación al Mundial cuando, sobre la hora, Mata asistido por Cazorla en un cambio de juego, cruzó su disparo para cerrar un triunfo cómodo, sin brillo pero con el valor de confirmar la presencia de la 'Roja' en Sudáfrica. Acudirá con su mejor selección de la historia. Con un sueño por cumplir.

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