En San Siro se vio un partido espectacular, en el que Inter logró ganarle a Palermo por 5 a 3...
El primer tiempo fue seguramente la etapa de Inter, o más bien del Inter de Balotelli, la figura del partido: en efecto, el joven atacante primero se ganó muy bien el penal con una buena jugada por derecha, que Eto'o transformó en el uno a cero; luego hizo el segundo de su equipo de cabeza y el tercero de rapiña. En fin, con otra buena jugada por derecha movió toda la defensa y le metió la pelota en el medio a su colega africano para el contundente cuatro a cero.
El análisis de esos primeros 45 minutos es bastante simple: la defensa a tres de la visita sufrió muchísimo los movimientos cruzados entre los atacantes, con los cuales lograban recibir solos o abrían enormes espacios para la entrada de los marcadores de punta.
En el complemento nos esperaba un partido aburrido, hecho de posesión del balón por parte de los locales y con un Palermo desmoralizado e intencionado a no sufrir más.
En cambio, los rosanegros bajaron aún más ofensivos y convencidos en recuperar el resultado: en efecto, Zenga lo sacó a Melinte, un alero, y lo puso al delantero Hernandez (su debut en Serie A). Así, la visita estuvo parada con 3 delanteros, Miccoli, Cavani y su compatriota recién entrado, más Pastore y Simplicio en el medio de la cancha.
Pero lo que realmente cambió el partido fueron los cambios obligados de Mourinho, quien tuvo que ponerlo a Santón por Chivu, porque el rumano estaba amonestado, y después lo perdió a Balotelli, quien tuvo una pequeña reacción alérgica a un fármaco (el muchacho jugó con algunas líneas de fiebre), con Milito que tomó su lugar.
Así, Palermo pisó el acelerador, aprovechó del hecho de que Santón estaba todavía un poco frío, y metió tres goles en veinte minutos y pico.
Primero Miccoli recibió un pelotazo largo, los madrugó a los dos centrales en velocidad y lo superó a Julio Cesar con un sombrerito, antes de mandarla a guardar con el arco libre. Después, Cassani recibió un pelotazo cruzado, entrando por derecha, y la metió al medio de primera para que Hernandez pudiera anotar el segundo de Palermo y su primer gol en Serie A.
En fin, otra vez más fue Cassani quien inventó, con un cuchillazo perfecto para Miccoli: el atacante picó entre Santón y Samuel y definió por arriba de la salida del portero con un toque fino de derecha.
Al final, con los nerazzurri atemorizados y la visita muy cansada, Maicón se fue bárbaro por derecha y la metió en el medio, para que Milito anotara un gol fácil que le devolvió tranquilidad a su equipo.
